viernes, 6 de diciembre de 2013

APARTA DEL MEDIO IMBÉCIL!!!




Para mi uno de los grandes placeres de esta vida es viajar conduciendo. Esa armonía que se produce entre carretera, máquina y hombre es mágica, esos cambios de apoyo, el ver como se aproxima una curva y trazarla, preparar un adelantamiento... es simplemente enorme.


Si lo acompañas con buena música, y con un buen día soleado de los que por fortuna disfrutamos tan a menudo en muchas de las zonas de la península, incluso en unas fechas como estas, el conjunto ya es sencillamente el Nirvana.


De las múltiples cosas tan identificativas de nuestra querida Expaña, la mayoría de ellas deplorables, es decir dignas de ser ploradas, hay una a la que le tengo especial cariño, y es nuestra fabulosa red de carreteras nacionales.


Y digo nacionales y no autovías, que muchas de ellas son poco más que un perfecto símbolo del expolio fiscal de unas regiones con respecto a otras y de cómo nuestros queridos gobernantes (que no son más que el reflejo de nuestra propia sociedad no olvidemos esto nunca) han derrochado el dinero de Europa dándoselo a las empresas concesionarias de sus amiguitos a cambio de un buen pellizco.

Somos líderes pues en tener una magnífica red de autovías infra utilizadas y de autopistas de pago de concesiones eternas, una vez más, los más listos de la clase.


Pero las nacionales son otra cosa. Al fin y al cabo tienen que estar ahí, y es que tampoco es cuestión de dejar incomunicados a los vecinos de un pueblo cualquiera de Cuenca o León (aunque quizás todo llegue quien sabe). 



Yo les encuentro un sabor muy especial, ir de Calamocha a Burgos por ejemplo por la N-234 atravesando los bosques de Soria es, como decía el anuncio de chocolate, un placer adulto, y les confieso que  me viene una sonrisa a la cara mientras escribo esto y recuerdo aquel asfalto.


Esos hitos de carretera, esos pueblecitos donde casualmente siempre hay un tractor aparcado a la vista, esos restaurantes con un aspecto exterior bastante cutrillo pero en los que se come de manera más que decente….hasta las parejas de la Guardia Civil paseándose con sus coches acaban formando parte del paisaje y uno reconoce que el conjunto no sería lo mismo sin ellos. 


Una de las cosas que más me gusta de conducir, es la coordinación y cooperación que se produce entre los conductores. Yo soy de los que me gusta facilitar el paso, pensar mucho en como las maniobras que yo vaya a hacer puedan afectar a otros conductores, si voy con un vehículo grande, o si simplemente voy con mi coche de tranquis y veo que alguien quiere pasarme, en cuanto se despeja la calzada, me echo a la derecha y le pongo el intermitente para que sepa que tiene vía libre.  


Esos pequeños actos que no cuestan nada, y que facilitan tanto las cosas a los demás, si luego el otro conductor te reconoce y agradece el gesto poniéndote un momento los warnings, te sientes mejor aún. 


No es nada tan extraordinario, esto se da bastante entre motoristas y entre profesionales del volante, por desgracia, entre los que vamos sobre cuatro ruedas (o enlatados como les gusta llamarnos a los moteros) esto se da en muy contadas ocasiones. 


Y si lo piensan, no es más que el por favor y gracias que habitualmente usamos en nuestro día a día (unos más que otros), trasladado al volante y las vías de circulación.
  

No sé si se habrá hecho algún estudio serio sobre la relación que pueda haber entre la forma de conducir de una sociedad y las características de la misma. 

Reconozco que tampoco me he puesto a buscarlo, pero personalmente estoy convencido que viendo como se conduce en una determinada zona o región, se puede sacar muchas conclusiones sobre su sociedad.


Y ahora es cuando llegamos a lo bueno, y es que tengo que decir que las actitudes al volante de muchos personajes que se cruza uno por la carretera de este santo país es algo que me saca de quicio.

Mientras uno circula por vías urbanas o metropolitanas la cosa se disimula mucho, más allá del típico que para meterse en una calle perpendicular a la que circula lo hace a 5 km/h haciendo que todos los que iban detrás de se tengan que poner a esa misma velocidad, pocas pirulas más que contar.


Pero cuando salimos de ciudad la cosa se vuelve dramática. Empezaré por un clásico: los que circulan por el carril del medio en una autovía/autopista.Pero vamos a ver, ¿no te das cuenta de que si circulas por el medio estas convirtiendo una autovía de 3 carriles en una de 2? ¿No te das cuenta de que al que te quiere pasar le obligas a moverse 2 carriles antes y otros 2 después de pasarte? ¿De verdad que no?


Llega a ser gracioso cuando alguna vez de noche, das ráfagas con la esperanza que el ceporro que llevas delante se dé cuenta de que va por el medio molestando y se aparte. 

Lejos de conseguir nada, obviamente el mono neuronal sigue por su carril central, y lo más divertido es cuando les pasas, vuelves a la derecha del todo y algunos aún te devuelven las ráfagas. Les juro que no consigo entender los que tienen algunas gentes en la cabeza, de verdad que no.


Pero fuera de las autovías y dentro del territorio de mis amadas nacionales, hay una pirula mucho peor aún, y es la del desgraciado que va pegadito al vehículo de delante, generalmente un camión, sin dejar espacio para ser adelantado.




Hoy me he cruzado con uno de estos, estaba en uno de esos momentos Nirvana que les describía a ustedes al principio del texto cuando delante de mí a aparecido una furgoneta pegadita a un camión. Kilómetros y kilómetros se ha pegado el tío así, de puta madre sí señor. 

Después de perder varias ocasiones de poder pasarles por culpa de este personaje, he decidido meterme a adelantar sabiendo que me quedaría entre este capullo y el camión.


El resultado es el que se podía esperar, el tío de la furgona hecho una furia venga a dar ráfagas porque le he obligado a frenar. Me cago en tu puta calavera de mono hijo de la grandísima puta, ¿de verdad que si ves que tienes que frenar porque alguien te adelanta no eres capaz de darte cuenta que algo estabas haciendo mal imbécil?

¿No te da lo suficiente para darte cuenta de que el convoy que estabas formando con el camión más tu puta furgoneta hacia perder múltiples oportunidades de adelantaros a los que venimos detrás?

¿No te das cuenta de que si todos circulasen como tú por las nacionales pegados al vehículo de delante estas se quedarían bloqueadas sin posibilidad de no poder adelantar nunca nadie? ¿De verdad que no lo ves?


Otro clásico, que también me he comido hoy, es el de ir a incorporarte a una vía de 2 carriles por sentido, ver que viene uno por el de la derecha, es decir por el más cercano a ti, y que el tío no se cambie estando el otro carril totalmente despejado.

¿Tanto te cuesta? Y no contento con mantenerse en su carril, el tío no hace ni el más mínimo gesto de soltar o dar un poco más de gas para separarse de mí, pues se veía clarísimamente que nos estábamos quedando en paralelo y a mí se me acababa el carril de incorporación. Dando facilidades sí señor.


Creo que lo que me pone negro de verdad de este tipo de acciones al volante, es el carácter de incivismo que conllevan. Es un perfecto reflejo de esa actitud latina que tanto les gusta a muchos (demasiados) por aquí, de que cada uno mira solo por lo suyo.


Casi estoy viendo a ese típico viejo español  (también vale para ese padre de familia cuarentón amargado y cansado de la basura de vida que lleva con un mierda-monovolumen) diciéndolo: “Yo solo miro por lo mío, hay que espabilar, ñá!!”  Con esa mirada que es un intento de querer hacerse el listo o el interesante pero que se queda en el gesto de un capullo con cara de pan. Solo le falta tocarse la cartera en el bolsillo de la camisa mientras lo dice.


En fin, que nuestra sociedad es la que es, y de donde no hay no se puede sacar.  Un saludo para esos desgraciados que circulan por el carril del medio en una autovía, se quedan pegados a un camión en una nacional, o no facilitan una incorporación a la vía. Que os jodan hijos de la grandísima puta!!!!


FICHARA

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