miércoles, 18 de noviembre de 2015

IVA AL 23%





Una de las cosas que vamos a ver en todo este proceso de cambio de modelo que estamos viviendo, es una reestructuración completa del sistema fiscal. Los europeos además tenemos la añadidura de que vamos a vivir el proceso de nuestra propia unificación fiscal, para la cual se tendrán que armonizar criterios.


Una vez más, estos criterios no obedecerán a una voluntad política, y serán en mayor medida una cuestión técnica. Por eso no solo Europa jugará con unas normas unificadas, si no que el mundo tiende, en su conjunto, a tener políticas fiscales muy similares.


El principal dilema que suele plantearse la gente cuando se habla de cuestiones fiscales es si la mayor carga fiscal debe de ser directa (simplificando, básicamente lo que entendemos por IRPF) o indirecta (simplificando, básicamente lo que entendemos por IVA).


En el modelo anterior, donde el “bienestar” de la gente,  o lo “bien que le podía ir en la vida” se medía fundamentalmente por su capacidad de consumo, existía un criterio muy generalizado de que la mayor carga fiscal debía de ser directa, y dejar la indirecta lo más baja posible. 



De esta manera, se pretendía disminuir las diferencias de poder adquisitivo entre los distintos ciudadanos de una sociedad, fomentando así que los que menos ingresos tuviesen también pudiesen acceder a una cierta capacidad de consumo.  Esto (y de nuevo una vez más) no correspondía a satisfacer una demanda de la sociedad, (aunque por propaganda así se pudo vender), sino que correspondía a un interés del propio modelo, que recordemos estaba basado en el hiperconsumo. Así que evidentemente a un modelo basado en el hiperconsumo, le interesaba una política fiscal que fomentase el consumo, es de cajón.


Pero ahora, a las puertas de un nuevo modelo, de  una nueva era a la que ya se le está llamando “La era del post consumo”,  los principios por los que el modelo se va a regir para poder sobrevivir dentro del sistema van a ser distintos, y por lo tanto los criterios fiscales se van a adaptar a ello.


¿Y qué es lo que pasa en el nuevo modelo? Pues que cada vez va a ser más difícil “trabajar” y lo pongo entre comillas porque el propio concepto del trabajo puede cambiar tanto que ni siquiera estoy seguro de que utilizar la misma palabra que hemos usado hasta ahora sea lo más apropiado. En cualquier caso podríamos decir que cada vez va a ser más difícil “ser capaz de desarrollar una actividad que cree valor”, sí, así sin duda creo que queda mucho mejor.




Por lo tanto, en un entorno en el que el modelo ya no va a ser el fomento del hiperconsumo, y en el que crear valor cada vez va a ser más difícil ¿cuál es por pura lógica el criterio fiscal que puede preverse?  Pues sin duda uno en el que se penalice el “trabajo” o  “la creación de valor” mucho menos que ahora, y que en contrapartida se penalice el consumo.


Mirémoslo de otra forma, y hagámonos estas dos preguntas: ¿Quiénes son los más beneficiados del sistema?; ¿Y los que más aportan al sistema? (nótese que aquí hablo de sistema y no de modelo).


Cuando a la gente se le plantean esas dos preguntas caen siempre en el mismo error: Pensar las respuestas en base a grupos determinados de personas. “Los más beneficiados del sistema son “tales” y los que más aportan al sistema son “tales otros”. 


Generalmente la frase queda como “Los que más se benefician del sistema son los ricos y los que más aportan son los trabajadores”.


Pero démosle una vuelta a esto: ¿Y si en vez de pensar en beneficiarios y aportadores como grupos cerrados de personas pensamos en beneficiados y aportadores en acciones concretas de cualquier persona? Es decir, ¿y si todos fuésemos al mismo tiempo los mayores beneficiados del sistema y también pudiésemos ser los mayores aportadores al sistema?


Pues por sorprendente que les parezca es así: todos y cada uno de nosotros somos los mayores beneficiados del sistema cuando actuamos como consumidores, disfrutamos de lo que el sistema nos da, fruto del trabajo de otros. Y por tanto como un yin yang perfecto en el que se compensa una fuerza con la otra, también todos nosotros podemos ser los mayores aportadores del sistema cuando trabajamos, o como yo prefiero expresarlo, “cuando realizamos alguna actividad que aporte valor a los demás”.


Así que visto desde un punto de vista de la “justicia fiscal” es de pura lógica que todos nosotros hagamos un esfuerzo de compensación a la sociedad cuando disfrutamos de ser los mayores beneficiados del sistema, y al mismo tiempo, y máxime teniendo presente que la creación de valor va a ser cada vez más compleja, es de pura lógica también, penalizar lo menos posible a aquel que sea capaz de crear valor para los demás, convirtiéndose en ese momento en aportador al sistema.





Por supuesto los impuestos indirectos no deberían de ser tan fijos como lo son actualmente, no deberían de haber 2 o 3 escalones de IVA, si no muchos más, y en servicios como el gas, agua o la electricidad ni siquiera deberían de ser escalonados, sino continuamente crecientes de forma exponencial. Para que se entienda: llevado al límite sería plantear que los primeros litros de agua o los primeros kWh consumidos por una persona en su casa fuesen gratis a base de un IVA negativo, y que esto se pagase con un IVA exponencialmente creciente de quienes más consumiesen. Así mismo deberían de aparecer IVAs especialmente altos a productos determinados.



Todo eso puede quedar lejos, pero lo que no queda nada lejos es que el IVA general, el que nos afecta en la gran cantidad de bienes que consumimos, tienda al alza.


Y termino el texto diciendo lo mismo que cuando he empezado, esto no es cuestión de una voluntad política, cada vez menos cosas lo son. Por eso, independientemente de la composición de colores del próximo gobierno, es de esperar que en no mucho tiempo veamos un tipo de IVA general al 23 %.


Saludos.


FICHARA

martes, 27 de octubre de 2015

¿CUÁNTO MANDAN LOS POLÍTICOS?







Una cuestión que siempre me ha parecido interesante sobre la que reflexionar es sobre hasta qué punto los políticos tienen poder de decisión real, y que margen tienen para la toma de decisiones.

Aparentemente, por la repercusión que tienen en los medios de comunicación, y por el fervor con que algunos defienden a unos y otros, se podría entender que los políticos tienen la capacidad de dirigir las sociedades y por tanto nuestras vidas.


Que eligiendo a unos u a otros podemos elegir entre diferentes formas de entender y organizar la sociedad, muchas veces con modelos incluso opuestos.

¿Pero esto es así? Mi respuesta es NO.

Por decirlo de una manera que se entienda:


“Con los políticos podemos elegir la forma de recorrer y gestionar el camino, pero no podemos elegir el camino. El camino está marcado y los políticos no tienen capacidad para poder andar un camino alternativo”


Esto es básicamente porque el camino lo estamos recorriendo todo el planeta a la vez, y es un camino en el que interactuamos siendo dependientes los unos de los otros. Lo cual quiere decir que uno no puede recorrer un camino él solo en una dirección distinta a la que van todos los demás.

Bueno, para ser justos si que hay quienes se han metido en esa aventura, pero las consecuencias no han sido muy positivas, no voy a decir los nombres porque ya los hemos oído todos mil veces y sabemos de quienes estamos hablando.


Pero aun así, esa temeraria tentación de recorrer un camino alternativo es una posibilidad que sencillamente no existe en un estado miembro de la UE. Lo hemos visto este año claramente con Grecia.


Y dentro de la UE para ser fieles a la verdad, no solamente no existe la posibilidad de recorrer un camino alternativo, si no que la gestión del recorrido del camino también está muy dirigida, por lo tanto el margen de maniobra de los gobiernos de los estados miembros está muy delimitado. Lo vemos continuamente, como las decisiones importantes como presupuestos, déficit, normativas vienen impuestas desde Bruselas, y como el incumplimiento de estas puede llevar a sanciones graves.


Hay quien puede pensar que esto no suena muy democrático.  Bueno eso es porque en la UE ahora mismo estamos en una fase de transición, y de la misma manera que en España vivimos la transición entre la dictadura y la democracia, ahora en Europa estamos viviendo la transición entre la soberanía de los estados miembros de forma independiente y la UE políticamente consolidada. 



Quizás se está haciendo demasiado despacio para algunos, quizás demasiado rápido para otros, en cualquier caso un proceso así no es nada fácil de llevar a buen puerto, y hay que tener mucho cuidado con posibles pasos en falso.






Pero más allá de la fase de transición que estamos viviendo en la UE, tener la capacidad de decidir cómo se quiere gestionar el recorrido de un camino no es poca cosa, pero es que además hay otros factores importantes a tener en cuenta sobre los que sí que podemos decidir metiendo un sobre en una urna:


-Castigar la corrupción: Esto no creo que sea una cuestión de colores, es una cuestión de simplemente renovar de vez en cuando al personal, evitar que los mismos puedan estar tocando poder durante demasiado tiempo seguido. Como dijo alguien una vez: “Los políticos y los pañales hay que cambiarlos a menudo por el mismo motivo”. Pues eso.


-Renovación generacional: Es un aspecto fundamental, pero que es tabú ya que es socialmente incorrecto plantearlo y además quita votos. Pero es de puro sentido común. Una persona de 65 años no puede tener la misma visión de las cosas que una de 35 y menos en el mundo tan cambiante en el que vivimos. Uno de los problemas que tiene la juventud de este país es que vota poco, mientras que la 3ra edad vota en masa. Esto los políticos lo saben, y por eso gestionan siempre pensando en la 3ra edad y olvidándose de los jóvenes.


-Discurso social y estilo del líder: Nos guste o no, un político es un referente para mucha gente, y si sale por la TV vendiendo un discurso social, muchos se lo compraran y lo repetirán. Eso, al final, tiene el poder de influir sobre la actitud que tiene la sociedad consigo misma, uno puede vender consenso o puede vender enfrentamiento y crispación, uno puede tratar de vender un discurso confuso que no se sepa lo que está vendiendo,  o incluso uno puede tener un discurso vacío que no venda absolutamente nada.


Por otra parte, y volviendo al asunto de hasta qué punto es democrático nuestro sistema o no, hay un aspecto que es fundamental y del que ha hablé en el post "1€, 1 VOTO". Y es que hay que entender que en sistema actual, no solo decidimos como queremos gestionar la sociedad metiendo una papeleta en una urna cada 4 años, sino que lo hacemos todos los días cuando consumimos (recomiendo leer el post para profundizar).


¿Cuál va a ser la evolución por tanto de la capacidad de los políticos de hacer política? Bueno pues personalmente creo que cada vez más estará centrada en los municipios. Los municipios van a ser los organismos que realmente se van a quedar con la capacidad de gestionar política por parte de sus gobernantes.


Al final, va a influir más en tu vida tu alcalde que tu presidente del gobierno, precisamente porque el primero va a tener más capacidad de maniobra y va a conocer los problemas de sus ciudadanos casi de forma personal, uno a uno.





Por último no me quiero olvidar de los medios de comunicación. ¿Si la política tiene un poder tan relativo como el que acabamos de ver, por qué en los medios de comunicación se les da tantísima importancia como si realmente tuviesen el poder absoluto?


Bueno pues es bastante sencillo: es simplemente un negocio. Un montón de periodistas se ganan la vida hablando de los políticos, en un sistema que interesa a tanto políticos como periodistas, porque se dan importancia unos a otros de forma retroactiva. 

Muchos periodistas viven (y bastante bien) de vender sus ideas políticas y tienen buen mercado ya que mucha gente se las compra, porque al final mucha gente necesita ilusiones o esperanzas para seguir con su vida, así como sentir que tiene capacidad de decisión y control sobre lo que pasa, y ahí el binomio política+periodismo funciona a la perfección.


Así que ya saben, la política es importante, y si eres joven te animo a que votes para que el poco margen de gestión que puedan tener los políticos no lo usen para favorecer solo a la 3ra edad y se acuerden también de ti. Pero tampoco nos agobiemos demasiado ni nos lo tomemos demasiado en serio, porque al final la política occidental hoy en día tiene mucho de teatro y de distracción y vende ilusiones con las que muchos hacen su negocio.


El camino está marcado.


Un saludo.

FICHARA